La Valla No me representa surge de una actitud critica hacia el papel que tiene la publicidad en nuestra época.
En un inicio los conceptos de propaganda y publicidad eran claros. La propaganda se entendía como la propagación de un mensaje político, el cual la fuente emisora del mismo (un gobierno), buscaba esparcir en la mente de los ciudadanos.
Por otra parte, la publicidad estaba bien diferenciada en su forma de expresarse. Y se limitaba únicamente a mostrar las cualidades del producto que se anunciaba. El lenguaje que se usaba en la propaganda sería tardíamente adoptado por la publicidad después de la segunda guerra mundial, pero es sus inicios dichos avisos eran más modestos y el lenguaje que usaban la propaganda y la publicidad estaba bien diferenciado.
Después de la segunda guerra mundial y más tarde, con la entrada del fenómeno de la Globalización, La publicidad se hizo cada más agresiva, más propagandística. Sus mensajes usaban recursos cada ve más fuertes y hoy en día se valen de todas las plataformas posibles para vender sus productos, TV, radio, Internet, mensajes de texto, el limite hoy en día es infinito y los mensajes publicitarios penetran cada vez más en nuestras vidas, limitándose ya no solo a vender productos, sino a determinar quienes somos, que consumimos y que no, pues es claro que para el sistema ya no hay personas, únicamente consumidores. Es así como la publicidad toma un papel perverso, "educando" a las generaciones del futuro en la televisión y el Internet, dictándoles desde la infancia que espera el mercado de ellos. Son ellos, los niños, y los adolescentes, quienes por estar en una etapa formativa de su vida, son más susceptibles a absorber de la publicidad modelos de belleza y actitudes que dictan como se relacionan con sus congéneres.
La actitud que tomamos ante la sociedad de consumo y como esta incide en la infancia y la juventud de nuestros tiempos, es una actitud que numerosos artistas, entre ellos Ben Frost, Banksy o Eva y Franco Mattes han tomado. Analizando la iconografía del consumo dirigida hacia los niños y los jóvenes, la han ridiculizado, la han burlado, mostrándonos a todos lo que la vida tarde o temprano nos revela: que los modelos de belleza que nos implantan para vender, las conductas que nos quieren imponer y los héroes que construyen en el acto de vender son falsos. Son nuestros referentes.
El problema de como la publicidad está haciendo mella en la personalidad de nuestros niños y jóvenes, de cómo los productos que les venden hacen mella en su calidad de vida y los enferman, es un Monstruo muy grande, que sólo se puede corregir desde casa. Pero como sabemos que lamentablemente eso no sucede, nos dedicaremos aquí a ridiculizar a estos héroes, a este lenguaje que la sociedad de consumo ha querido imponerles a los niños para "engancharlos".